lunes, 25 de noviembre de 2013

Colecho

Como pasa el tiempo!  cuando vives el presente con consciencia...

EL COLECHO

 
Cuando nació Raimon, teníamos tantas dudas como cualquier otra pareja a la espera de su primer hijo, y yo me documenté, informé, autoforme en "mamy"...como muchas de las mujeres de hoy en día por supuesto.
Entre todos los temas que me preocupaban había uno por encima de todos:
- Si le podría dar el pecho todo el tiempo que él necesitara biológica y emocionalmente, y el como usar encontrar la mejor forma de hacerlo.
Leí sobre mucha recomendaciones, y al hacerlo me encontré con el tema del colecho.
Me encontré con muchos artículos profesionales, y otros de experiencias compartidas en la red, como fue el caso de un bloguero - al que ahora he perdido la pista-, que despertó mi atención por encima de autores especializados. Primero se trataba de un hombre, pero en el trato al tema,  y a la sensibilidad por la crianza me sentí tan identificada como si hubiese sido mujer. De hecho me sentí mas identificada con él que con otras mujeres de mi vida con las que he compartido y comparto otros temas, pero no el como pienso sobre criar a nuestros hijos.  Además era enfermero pediátrico así, que sabia argumentar sus exposiciones desde un punto de vista clínico, y parecía que sabia muy bien de lo que hablaba. Así, que empecé a leer sus entradas. Hablaba incluso sobre como sobrellevar la criticas de familiares y amigos, sobre como disfrutarlo, y sobretodo de como entender que es natural:
  - que las crías duerman cerca, muy cerca de sus padres y se fueran separando progresivamente a medida que ganaban autonomía, confianza y autoestima.   Parecía obvio...

 
Aún así, compré una preciosa habitación infantil, de esas que son convertibles: primero cuna con barandilla de 140 por 70 cm. mas cambiador convertible en mesita y cama de 90cm finalmente. Actualmente es la habitación donde están sus cosas, su ropa, la ropa de cama, toallas, y todos los juguetes que vamos adquiendo y nos regalan según van pasando etapas...pero dormir, lo que se dice dormir...no la ha estrenado aún!
Y es que, al practicar "el como" encontrar la mejor forma de amamantar, para su comodidad y la mía, fue inevitable el colecho,  y con la practica se ha ido alargando en tiempo en función de nuestro sentimiento.
Y digo nuestro: de los tres, pues colechar es compartir el lecho con papá, mamá y el niño/a. Tiene que  ser una situación de consenso y compartida, por supuesto!  Pues si uno de los progenitores no estuviera cómodo, por lo que sea, y decidiera salir de la cama, eso ya no es colechar, sino separar la pareja, y las consecuencias para mí contrarias aquello que quiero transmitirle a mi hijo respeto a la familia y el núcleo familiar: el respeto.
Se trata de practicar el respeto, por encima de todo, y lo mejor que podemos enseñar a nuestros hijos, es a respetar porque se sientan respetados.  Y a priorizar en cada momento la situación mas favorables para todos, y no solamente a favor de uno.
Respeto que es muy difícil encontrar, sin separación o crítica gratuita cuando eliges una forma de vida diferente a la habitual, o a la general. Me he sentido comentarios de todo!  Comentarios y muecas o expresiones despectivas que  escuché respecto a la lactancia por dos años y medio que hemos disfrutado yo, mi hijo y su padre. Comentarios a los que al final aprendí a no hacer caso, no sin dejar alguna herida en mi sensibilidad personal. Pero al final aprendí una lección muy valiosa: a hacer menos caso a esos comentarios externos, a favor de escucharme mas a mí misma. Así como, lo del colecho lo he llevado por tiempo desde la intimidad, y solo compartido en grupos afines a la misma filosofía...de hecho,  en este como sobre  tantos temas respecto a la maternidad y paternidad he llegado a una sola conclusión: son vivencias intimas, personales, legitimas y que conforman nuestra forma de ser, y lo que transmitimos a nuestros hijos de una forma muy anímica, muy espiritual prácticamente, y ahí, en ese terreno el intelecto y la razón casi nunca se sienten cómodos.
En fin, de la misma forma, que exijo respecto, por supuesto no tengo nada que decir de tantas otras formas de elección sobre como dormir, alimentar o criar a los hijos. Faltaría más...!yo no soy quién. Me parece estupendo que cada uno sea libre de hacer en su vida lo que le parezca oportuno. Y en definitiva también es cierto que creo que no existe solamente una manera de hacer bien las cosas, sino que la mejor manera es la que practicamos desde nuestra libre decisión y disfrutándola.
Pero es cierto que la maternidad en ese sentido, me ha ayudado a desapegarme de necesidades de aprobación, me ha ayudado a elegir con quien y en que contexto me apetece compartir mi vida, que valoro ahora, como compartirlo en el día a día...en fin, que el colecho, aunque parezca una tontería, además de todo lo bueno que le puede ofrecer al bebé, y al niño pequeño a mí personalmente me ha facilitado una paso mas hacia una vida mas coherente conmigo misma, mas autentica y real respecto a mis propias convicciones. Y en este caso, me alegro de compartir la idea con quién ocupa mi presente y la base del futuro que construyo día a día: mi hijo, y mi pareja.
 Dicen los expertos, que el colecho potencia la seguridad en los niños, y por consecuencia la autoestima y la confianza personal tan necesarias para etapas posteriores del crecimiento e incluso en la etapa adulta. 
De hecho, como os decía al principio, empecé a tener al niño en la cama por una cuestión meramente practica para darle el pecho con comodidad: Cuando el apenas gemía un poquito me giraba y le daba el pecho. Igual que durante el día, que si se despertaba y buscaba teta, pues se la ofrecía sin mas. Me parece lo mas natural del mundo! El bebé al principio no entiende de noche ni de día, y todos sabemos que solo por estar cerca de su madre se calma y siente seguridad. Además de satisfacer el hambre, lógicamente, hay una satisfacción respecto a la seguridad sobre su supervivencia. Y dicen nuestros progenitores:
-Cuanta tontería...! antes no se miraban tantas cosas, y mira aquí estamos.
Claro, porque formas de sobrevivir, hay muchas. Por supuesto. Incluso en el mundo actual si echamos una mirada global es evidente.  Pero forma parte de la evolución humana mejorar, y buscar nuestro bienestar, y una vez tenemos cubiertas la necesidades mas básicas y primarias, lo normal es seguir prosperando. Así que, si hoy día en las sociedades mas avanzadas tecnológicamente le damos tanta importancia a tener determinadas cosas materiales y técnicas a nuestro alcance, porque no le vamos a dar importancia a la información y el conocimiento!  Me parece absurdo valorar el progreso en una sola dirección cuando el ser humano crece y aprende con facilidad en muchas direcciones: racional, emocional, física, cognitiva, metodológica, etc...
Y también es cierto que, los bebés que emocionalmente no se sienten seguros sufren muchas mas situaciones de resfriados, problemas respiratorios, alergias y desequilibrios de la piel.
No sentirse protegido emocionalmente, llorar desconsoladamente y no sentir amparo, deja el metabolismo tan alterado y predispuesto a enfermar, como una terrible desnutrición alimentaria.
 
En fin, otra anécdota muy graciosa que hemos vivido, es que algún compañero del trabajo de papá con un bebe de la misma edad, le comentaba:
- qué ...como lo llevas eso de no pegar ni ojo por las noches...?
A lo que respondía:
- Pues o el niño es muy bueno, o  mi mujer se lo ha montado muy bien, por que yo no oigo llorar al niño, ni me despierta nadie por las noches...
Y es que, yo he llegado a una conclusión: un bebé que se siente seguro, que cuando despierta encuentra el calor y el afecto de sus progenitores y sobretodo a su madre cerca, y se le ofrece el alimento y aquello que le calma (el pecho), no tiene por que pasar horas llorando...ni siquiera minutos. A mi me parece lo mas natural...
A los dos años, le adaptamos una cuna de madera de pino muy sencillita al lado de nuestra cama, y como él ya era capaz de entender y nos ayudo a prepararla, se puso contentísimo de sentir que tenia su propia parcela dentro del dormitorio, de manera que sabe que puede salir de su camita y acceder fácilmente a la nuestra si le apetece. En aquel momento aun tomaba pecho, así que, cuando lo necesitaba el solito y de la forma mas autónoma posible salía de entre sus sabanas, venia a mi lado, me pedía teta, se relajaba y el solito se volvía a su lugar así, sin mas...Y luego cuando le dije que ya estaba cansada, y no quería darle mas el pecho, simplemente lo entendió y en poco tiempo ya ni se acordaba de pedírmelo. Y a la hora de dormir, el se va a su cama, y solo viene a la nuestra para jugar cuando se despierta por las mañanas, o en alguna de las pocas ocasiones que ha estado un poco pochito por fiebre, o algún malestar.  
Así que, dejamos el pecho, y aun compartimos dormitorio, consciente y por elección propia.
Y por que nos apetece sin mas...
Contrariamente a lo que piensan muchos no les haces mas "dependientes" por ello, ni les mal acostumbras...aunque si que es una costumbre, simplemente la que queremos usar en casa. Sin mas.
Al igual que no me apetece argumentar todos los motivos que me parecen obvios y positivos de todas estas cuestiones, mas que desde el sentimiento de querer compartir nuestra experiencia para quien le haya de servir de información: a mí me ayudó muchísimo en mi búsqueda personal al respecto, saber de testimonios de familias y sus experiencias.
Así como me apetece muchísimo agradecer a doulas, y otros profesionales su apoyo, su trabajo de información y sus propuestas de reflexión y practicas en diferentes centros especializados.
 
Os paso algunas lecturas y autores que en general para mi han sido pilares para mi propio conocimiento no solo respecto al dormir o alimentación, sino un poco de todo:
- "Dormir sin lagrimas", de Rosa Jové
- "Besame mucho", de Carlos Gonzàlez
- " La maternidad y el encuentro con la propia sombra"; "La familia nace con el primer hijo"; y "La revolución de las madres", de Laura Gutman.
Esta última autora la recomiendo muy, muy encarecidamente, por la riqueza de información que da, desde un punto de vista que no se contempla habitualmente en nuestra sociedad actual.