Una revolucion en todos los sentidos, aunque quizas sea mas bien toda la revolucion interna que siento que se materializa a mi alrededor para hacerse mas evidente, mas real.
Una explosion de ideas para projectos futuros, la culminacion de otros que se han avanzado un poco a mi prevision y otras delicias que la vida me ha puesto delante y que me han inspirado profundamente. Como por ejemplo la magnifica presencia de esta preciosa flor roja de la que no recuerdo su nombre pero que año tras año dormita en su bulbo hasta que, como ayer, explota en su propia magnificencia y se exibe ante mi erguida, llena de dignidad y de fuerza.
Las flores y sus colores intensos y vibrantes, el intenso aroma de las plantas aromaticas, los colores verdes de las hojas de los arboles y todo en la naturaleza me parece sublime...
Una manifestacion de belleza y de amor que me colma los sentidos para enamorarme de nuevo de la vida. De mi vida.
Buscando entre mis libros para informar a una amiga sobre una bibliografia que me pide, me encuentro con textos de Edward Bach. Quien supo ver -como tantos otros sin duda- esa chispa de vida, de amor y de magia, en las hierbas. Lo vio como muchos otros lo han visto antes, lo ven y veran. Pero solo el ha sabido llevar a muchos hogares con su mensaje sobre el sentido de la enfermedad, sencillo y directo, y con su propuesta de curacion esa magia de una forma tan sencilla, facil y amable como lo hacen sus flores. Lo que ha llegado a nosotros como "las flores de Bach" y la terapia floral.
Rememorando a este gran maestro, trascribo sus palabras que hoy resuenan en mi con profundo respeto.
"Y estemos siempre contentos y agradecidos de corazon
al Gran Creador de todas las cosas, porque, en su Amor por nosotros,
puso en los campos las hierbas para la salud de todos".