lunes, 28 de mayo de 2012

Sobre Edward Bach

   Esta semana pasada ha sido una revolucion en casa.

Una revolucion en todos los sentidos, aunque quizas sea mas bien toda la revolucion interna que siento que se materializa a mi alrededor para hacerse mas evidente, mas real. 
Una explosion de ideas para projectos futuros, la culminacion de otros que se han avanzado un poco a mi prevision y otras delicias que la vida me ha puesto delante y que me han inspirado profundamente.  Como por ejemplo la magnifica presencia de esta preciosa flor roja de la que no recuerdo su nombre pero que año tras año dormita en su bulbo hasta que, como ayer, explota en su propia magnificencia y se exibe ante mi erguida, llena de dignidad y de fuerza.
O como estos  "liliums" que me regalaron el viernes para inaugurar un nuevo giro en mi agenda y que estan llenando mi hogar de un dulzon aroma de verano que me embriaga y recuerda cuanto me gustan las flores!
Las flores y sus colores intensos y vibrantes, el intenso aroma de las plantas aromaticas, los colores verdes de las hojas de los arboles y todo en la naturaleza me parece sublime...
Una manifestacion de belleza y de amor que me colma los sentidos para enamorarme de nuevo de la vida.  De mi vida.

Y es cuando siento "esa forma de amor en mi vida", que no es la de amar a un ser concreto, ni siquiera es la que alimenta a mi autoestima ni a mi ego, sino una forma mayor de amor por la vida. Un amor que no solamente se  expresa desde el entorno rupestre donde se encuentra el reino vegetal, mineral y animal en su mas puro estado natural. Sino un amor que se mantiene incluso en las flores cortadas de un "Garden", y en las macetas de mi casa que de repente han florecido al unisono este fin de semana y es que, como yo, creo que estan alegres, sintiendo la calidez del verano que se acerca, la llegada del solsticio y la aproximacion de la verbena de St. Juan y sus tradiciones. Ritos de paso a la nueva estacion del año. La magia de la vida que se manifiesta y renueva por doquier. Despertando los brotes dormidos aun en primavera. Renaciendo de troncos aparentemente sin vida. Brotando de nuevo, aun la crisis, aun la ofensa de lo ajeno, aun mis miedos, aun el enfado de mi vecino, aun los delirios del soñador, y los anelos del ciego...pase lo que pase en el mundo, la magia se manifiesta desde las entrañas de la tierra, por las raices desde lo mas profundo conviertiendose en savia para lo verde, en oxigeno para el aire, en luz del sol  e inercia que empuja de nuevo a la vida...a ser eso, simplemente Vida. Pura vida.
   

Buscando entre mis libros para informar a una amiga sobre una bibliografia que me pide, me encuentro con textos de Edward Bach. Quien supo ver -como tantos otros sin duda- esa chispa de vida, de amor y de magia, en las hierbas. Lo vio como muchos otros lo han visto antes, lo ven y veran. Pero solo el ha sabido llevar a muchos hogares con su mensaje sobre el sentido de la enfermedad, sencillo y directo, y con su propuesta de curacion esa magia de una forma tan sencilla, facil y amable como lo hacen sus flores. Lo que ha llegado a nosotros como "las flores de Bach" y la terapia floral.
   Rememorando a este gran maestro, trascribo sus palabras que hoy resuenan en mi con profundo respeto.

"Y estemos siempre contentos y agradecidos de corazon
al Gran Creador de todas las cosas, porque, en su Amor por nosotros,
 puso en los campos las hierbas para la salud de todos".